Viajar por conocer, descubrir, disfrutar… está muy bien pero, si además de recorrer un destino vuelves a casa cargado de buen rollo, tocarás el cielo con los dedos. No nos referimos a viajes terapéuticos, sino a aquellos enclaves que estimulan nuestras hormonas del bienestar y nos hacen sentir mejor y para los que, como todo objetivo que se precie, existe su propia fórmula: el Índice de Felicidad en Vacaciones.
Esta pauta, desarrollada por BoobRetreats –una agencia de viajes especializada en yoga–, mide cinco indicadores que despiertan nuestra serotonina, dopamina, endorfinas…, desde las horas de sol hasta los entornos que facilitan el sueño o que proporcionan dietas saludables, pasando por aquellos que ofrecen grandes áreas verdes o la posibilidad de practicar ejercicio físico. Celebramos el Día Mundial de la Sonrisa –el próximo 3 de octubre– con una ruta por las ciudades más felices de Europa.
1. Lisboa


Pocas ciudades son capaces de unir el talante disfrutón mediterráneo con la melancolía atlántica con tanto acierto como Lisboa, y todo, sin que su costa toque siquiera el océano, sino el cauce del Tajo. Sus espacios verdes urbanos –que cuadriplican los de Madrid– junto a una gastronomía sencilla pero saludable y sus horas de sol anuales sitúan a la capital portuguesa en el primer puesto. ¿Algo malo que decir? Quizá lo empinado de algunas subidas, pero lo olvidarás con las vistas desde los miradores.
2. Helsinki


El hilo musical de canto de pájaros con que están sonorizados los baños del aeropuerto ya anticipan qué tipo de ciudad es Helsinki: un enclave enamorado de la naturaleza, con el 75% de los suelos cubierto de bosques y donde el planazo del día es bajar al parque más cercano y disfrutar un picnic. Como ya habrás adivinado, el sol no es el punto fuerte de la capital suomi (finlandesa) pero, a cambio, es la segunda ciudad más transitable –tras Atenas–, con sus grandes atracciones unidas en 37 minutos.
3. Atenas


El tercer lugar de Europa –y cuarto del mundo, después de Orlando– lo ocupa Atenas. La flamante capital griega no destaca por sus extensas zonas verdes, pero lo compensa con la cercanía de sus playas y su pasión por la vida en la calle, con barrios enteros –como el céntrico Plaka– en los que la noche parece no tener fin. Esto, junto a sus 2.773 horas de sol al año y una conocida y más que sabrosa gastronomía, la convierten en un generador natural de serotonina, la hormona de la felicidad.
4. Edimburgo


Junto a sus miradores y sus festivales de verano, que se celebran al aire libre, Edimburgo ofrece 144 parques y espacios verdes –casi la mitad de su superficie–, es decir: cada persona dispone de 78 m2 de paisaje natural. Este derroche de naturaleza te permite conectar el Castillo y el Museo Nacional de Escocia en un paseo de unos 80 minutos. Además, desde 2019, la ciudad se unió al movimiento Calles Abiertas y el primer domingo de cada mes cierra al tráfico muchas avenidas de su icónica Royal Mile.
5. Viena


Equilibrada, segura, con una excelente planificación urbana, una gran oferta cultural y un derroche de belleza capaz de alimentar a los espíritus más exigentes, Viena es una fábrica de felicidad viajera. Acostumbrada a copar los primeros puestos en los ranking de ciudades con más calidad de vida, la capital austriaca cuenta además con numerosos parques y jardines barrocos que ocupan la mitad de su superficie y, en pleno centro, mercados gastronómicos y fuentes de agua de manantial.
6. Budapest


Te resultará increíble la extraordinaria oferta para disfrutar al aire libre con que cuenta la capital húngara, una serie de actividades que incluyen áreas verdes, paseos urbanos, aguas termales y planes en torno al Danubio y que sitúan a Budapest en el 6º puesto de Europa. Entre su oferta más excitante, no te pierdas las sesiones gratuitas de fitness en Isla Margarita, situada en medio del río. Y, entre las más nuevas, los beach bar y las gastrorutas en BudaPart, la reconvertida zona industrial de Kopaszi Dam.
7. Oslo


Oslo combina como pocos vibrantes centros urbanos abrazados por gigantescos cinturones verdes y una costa dibujada con fiordos. La pasión por la naturaleza se filtra también en una gastronomía muy natural que comparte platos veganos y vegetarianos con sabores tan tradicionales como la carne de alce, el sándwich de gambas o el gofre con beicon. Y, a la hora de disfrutar de un concierto de ópera o una sesión de sauna, aprovechar el sol que se filtra por las fachadas de vidrio es casi obligado.
8. Vilna


En pleno mandato como Capital Verde Europea 2025, Vilna se afana en afianzar su compromiso medioambiental completando su red de parques con nuevas vías de acceso y una mejora en la accesibilidad y la red de transporte público. Además, el reducido tamaño de su casco histórico y la trasitabilidad de sus calles, unido a su oferta de restaurantes con producto kilómetro cero y a un extenso catálogo de terrazas y roof tops, sitúan a la capital lituana en un merecido 8º puesto.
La imagen que abre el texto es Lisboa. Jardim Dom Luis | EVG